domingo, 21 de agosto de 2011

Rutina





  “Nada, silencio, obscuridad, un coche se escucha a lo lejos, un camión esta vez. ¿El reloj? No, aun no es tiempo de despertar, girar en la cama, recordar que estas sola, nada; un perro ladra tres veces, todos los días a la misma hora, un perro ladra tres veces. En tres minutos tendré que levantarme.

  Suena el despertador del celular, esa canción que elegí pues con ella me despertaría de buen humor siempre, parece que nuevamente, siempre es mucho tiempo, la canción no tiene el efecto que una vez tuvo, ya solo es una melodía que me indica la rutina empieza de nuevo.”

  Hay algo curioso sobre la rutina, es tan perfecto el círculo, el ciclo de actividades que es muy difícil determinar donde empieza y donde termina, ¿no creen?—Dijo el detective Díaz

  “Sigue el día, tender la cama, arreglar un poco el cuarto, baño, asearme, peinarme un poco, crema en el cuerpo, risas mientras me pongo la crema en las piernas, no puedo evitar las cosquillas, ropa, pintura, peinado final.
  En la cocina; jugo, pan tostado, algo de fruta tal vez un huevo duro, mientras tanto las noticias anuncian un poco de todo, todo que suena a nada y que he venido escuchando desde hace años, un político en escándalo, se declara arrepentido y mas comprometido que nunca con el país, un accidente de madrugada, violencia aquí, allá y mas allá.
  Los platos en el fregador, al menos tendré algo que hacer regresando a casa.

  La casa vacía, todo en silencio, cierro con llave, enciendo el carro y la radio, tres minutos después estoy rumbo al trabajo.

  Trafico, normal, ya no hay días, horas calles que se distingan. Llego al trabajo, recorro el estacionamiento hasta encontrar mi lugar.
  Elevador, séptimo piso, veo al de seguridad, bueno día, veo a algún compañero, buen día, ya ni me molesto en pronunciar nombres, así como ellos no pronuncian el mio.”

  ¿Esta señorita Diana, tenía que, ocho años en la misma empresa verdad?

  “Enciendo mi computadora, en lo que arranca me preparo un café, correos, impresiones a color, armar carpetas, entregar reportes, análisis, comparativos, acumulados generales y llega la hora de comer, una hora después, continua mi labor correos, impresiones a color, armar carpetas, entregar reportes, análisis, comparativos, acumulados, y demás.

  Se termino el día laboral, el trayecto a casa igual que siempre, llego lavo los platos de la mañana y he quedado desocupada…”

  El detective Díaz termino de leer la última página del cuaderno, pagina que era idéntica a todas las demás, una descripción de una rutina inagotable que quedaba plasmada sin mayor variación que te de manzanilla, en lugar de café entre haber prendido la computadora y empezar a trabajar.
  Es por esto que contesto a la pregunta de ¿que había pasado? Con un simple:
  Fue una sobre exposición a la rutina…

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  Gracias por el apoyo, nos seguimos leyendo.

  Saludos.

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